Hay ciertas cosas de las
cuales es mejor no llamar a conversación durante una intervención para
no incomodar al paciente, en esta sección voy a desarrollar las más
comunes.
Empecemos por la que parece más inocente: La comida.
Durante una internación
el paciente debe llevar una dieta específica, privándose de ciertas
comidas que, hasta el momento, estaba acostumbrado. El hecho de tocar
este tema, que es sumamente inocente, puede provocar en el paciente un
deseo o anhelo de volver a comer lo que le tienen prohibido o negado;
además que el hecho de trabajar con niños trae ciertas desventajas, más
tratándose de lo que cultural y socialmente simboliza el payaso.
El payaso es sinónimo de
cumpleaños y fiestas infantiles, entonces es muy, muy común que un nene
nos pare a pedirnos torta, juguetes, golosinas, globos, etc.
Una vez, una mamá nos
preguntó (de muy mala manera) por qué no le regalabamos nada a su
hijita, que "para eso son los payasos, ¿no? para regalar cosas". Dicho
sea de paso, y sin desmerecer ni menospreciar orientaciones políticas de
nadie, en Argentina se vivió durante casi 15 años la política del
facilismo y que todo viene de arriba. El gobierno de los Kirchner
"educó" a sus votantes que TODO, desde computadoras hasta pasajes de
colectivo, comida, preservativos, ropa, etc. tiene que llegarte de
arriba y sin ningún esfuerzo. Nosotros no cobramos un peso por lo que
hacemos, todo es porque queremos hacer una obra de bien, nos movilizamos
desde nuestras casas hasta el hospital y viceversa por nuestros propios
medios, y si no tenemos para el colectivo o el combustible preguntamos
quién nos puede llevar o vamos caminando. El sentimiento y las ganas de
hacer el bien es más fuerte que cualquier cosa, por eso es un
voluntariado, porque nadie cobra nada. Todo es a pulmón y corazón.
Tampoco podemos dar
golosinas porque no sabemos cuál es el estado del paciente. Nos pueden
demandar si llegásemos a dar caramelos a un paciente que no podía comer
dulces y le provocamos un coma diabético, no es por capricho ni por ser
"malos", como muchos piensan. Queremos evitar problemas y malentendidos.
Otro tema que no tenemos
permitido hablar es acerca de las relaciones de familia con el paciente
a menos, claro, que el mismo paciente decida sacar el tema. No sabemos
que puede estar ocurriendo en su casa y podemos meter el dedo en la
llaga, sin querer.
Lo mismo suponer que un
adolescente ya tiene una relación amorosa con alguien. Hay muchos padres
que no permiten que sus hijas entablen relaciones más allá de la
amistad hasta cumplir cierta cantidad de años, con las madres pasa
exactamente lo mismo; sin ir más lejos una de mis amigas no tuvo novio
hasta los 21 años porque su papá se lo prohibía e iba a agarrar a
escopetazos a los que quieran ponerse de novio con su hija. El preguntar
si ya tiene novio o novia puede colocar a ese paciente en una situación
embarazosa y delicada.
La cuestión de los
equipos de fútbol es bastante especial, todo depende del objetivo que se
quiera lograr. Lamentablemente, vivimos en una sociedad poco tolerante
hacia las diferencias, en especial respecto al fútbol; Argentina tiene
una de las tasas más altas de homicidios en espectáculos de este
deporte, y hasta los mismos padres alientan que si un amigo tuyo es de
River o de Boca hay que matarlo o no hablarlo. Fíjense sino en estas
imágenes.
Y eso es únicamente en el súper clásico más popular de mi país, imagináte con el resto de los equipos como Racing-Independiente, Gimnasia y Tiro-Central Norte-Juventud Antoniana, Talleres de Córdoba-Belgrano de Córdoba, etc. DEPRIMENTE.
Lamentablemente, así somos nosotros. O todo o nada, en todos los ámbitos.
Volviendo al tema, y una
vez habiendo hecho este pequeño paréntesis para quienes no sean
argentinos y no entiendan este odio popular socialmente "aceptado", el
fútbol es un tema peliagudo dentro y fuera del hospital (ya que también
hacemos intervenciones callejeras) al momento de intervenir. Algunas
personas evitan tocarlo, yo trato también de evitarlo (en especial con
cierta gente con la cuál es IMPOSIBLE razonar, más adelante hablaré de
esto) pero cuando lo hago siempre es con un fin muy específico: Promover
la tolerancia y el respeto en el fútbol.
Una vez me tocó una
situación así. Dos varoncitos en la misma habitación, ambos quebrados,
uno de Boca y otro de River, querían jugar al fútbol y yo estuve de
acuerdo, así que saqué mi "pelota invisible" y empezamos a hacer un
partidito, yo era el árbitro. Ya la intervención estaba un poco excedida
en tiempo así dí por finalizado el partido en un victorioso empate. El
abucheo que recibí en ese momento fue terrible.
-¡River en mejor que los bosteros p*tos!
-¡Callate la boca, gallina ch*ta! (gallina se los llama a los hinchas de River) ¡Los vamos a c*gar matando a todos ustedes!
¡Niños de 7 años diciendo esos insultos! ¡Y los padres alentándolos!
Los insultos iban y
venían hasta que yo impuse órden, y les expliqué que hay que aceptar la
derrota y la victoria de todos, un empate no es ganar ni perder, es un
empate, y significa que los dos son MUY BUENOS equipos. Dudo que hayan
entendido algo, pero al menos el intento se hace.
También el tema de las
relaciones entre los presentes y acompañantes del paciente es algo
especial. Una vez metí la pata muy feo con eso, tanto que no pude seguir
interviniendo porque me miraron con muy mala cara. Entré en una
habitación dónde había una señora ya entrada en años y un nene, no
estaba grave pero se lo veía decaído. No tuve mejor idea de decirle a la
señora que le haga "mimos de abuela" al petiso; si las miradas pudiesen
matar yo en este momento no estaría escribiendo esto.
-¡No es mi nieto, es mi HIJO!-me respondió.
Morajela, primero preguntarle al paciente quién lo acompaña.
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