miércoles, 24 de agosto de 2016

Casos Especiales: Drogadicción Infantil

Es algo fuerte pensar que un niño pueda tener problemas con las drogas... Pero existen, y en mi provincia los casos son muchos y cada vez inician más temprano en este laberinto.
La primera pregunta que debemos hacer es ¿por qué un niño empieza a consumir drogas desde tan temprano? A esto debo responder que no hay respuesta. Pero sí hay una serie de factores a tener en cuenta, como el ámbito en el que vive, siendo la extrema pobreza o la abundancia económica los lugares dónde hay más casos de drogacción infantil. Otro factor es la crianza y dedicación que los padres le dedican a sus hijos: Un niño que crece en el seno de una familia disfuncional tiene más probabilidades de consumir estupefacientes para "escaparse de la realidad". Por último, el círculo íntimo en el que se mueve: Si tiene amigos de su edad que ya se drogan también lo hará para no quedarse atrás, por curiosidad, moda, etc. Como dije antes, no hay una razón única por la cuál un niño o pre adolescente se inicia en las drogas.
La segunda interrogante que debemos hacernos al momento de intervenir a un niño con síndrome de abstinencia es si ha tenido episodios violentos con los enfermeros, si está aislado o tiene custioda policial. Si cualquiera de estas interrogantes es respondida con un SÍ entonces estamos en una situación bastante peliaguda.
El sábado pasado nos tocó ir un poco más temprano a hospital y escuchamos los gritos de una niña de trece años, insultando a los enfermeros, rompiendo cosas, con custodia policial y en aislamiento. Cuando preguntamos a quién podíamos intervenir las enfermeras nos negaron el acceso a esa niña por nuestra propia seguridad porque ya había mordido a un médico y tirado del cabello a varias de ellas.
Aquí no es una cuestión de falta de capacitación, ni tampoco de voluntad, sino que no están las condiciones para una intervención segura. Obedecimos las indicaciones de las enfermeras y proseguimos con el resto de las habitaciones mientras aquella chica seguía a los gritos y golpes hasta que la ataron a la cama y la sedaron.
 
Este tema me toca muy de cerca, no me es ajeno para nada, y aquí juega otro punto en contra para una correcta intervención: El morbo personal. No puedo intervenir a una persona con problemas de adicciones cuando hay una persona de mi círculo más íntimo que se está destruyendo la vida con las drogas.

Seguramente muchas personas que leeran este post fumarán marihuana, inhalarán cocaína o cualquier otro tipo de estupefacientes y pensarán que exagero y que pueden dejarlo cuando quieran. Yo no soy quién para decirles que tienen y que no tienen que hacer con su vida, pero yo vivo el calvario de las drogas desde varios puntos de vista, uno de ellos es de familiar y otro de trabajadora de la salud, y duele mucho ver como las personas que amas se destruyen la vida y vos no podes hacer nada al respecto.
Lamentablemente, el adicto lo será hasta que se de cuenta que está enfermo y solicite ayuda. Y esto es para todas las adicciones: Al cigarrillo, a las pastillas, a la dieta, al gimnasio, a la Coca-Cola, a la comida, a la televisión, al café, al sexo... A las drogas.
Decile NO a las drogas.

BC-Casos Especiales: Embarazadas

Esta última intervención me tocó el pabellón de embarazadas, más específicamente a mujeres que tienen complicaciones con su embarazo; fui con dos compañeras más. Era la primera vez que intervenía a una mujer embarazada, y me dí cuenta de lo difícil que es.
Las mujeres embarazadas se encuentran en un estado delicado, poseen una revolución hormonal, su cuero cambia día a día, y si a eso le sumamos el miedo palpante y latente que hay en sus rostros para con su bebé y con ellas mismas ante la presencia de un embarazo de alto riesgo, pues... La cosa se complica.
Generalmente hacemos preguntas como la edad del paciente, con quién y dónde vive, quiénes son sus mejores amigos, si hay alguna materia en especial que le guste... Pero en todos los casos son NIÑOS a quienes intervenimos. En la mujer embarazada no se puede hacer muchas preguntas, y preferimos no tocar el tema de su estado, porque no sabemos si fue un embarazo deseado o no, si su pareja la abandonó, si sus padres lo rechazan, etc. Cuanto más jóven es la futura mamá menos preguntamos, nos concentramos en otro punto de la conversación como su color favorito, la música que le pueda gustar, cantamos, bailamos; excepto, claro, que ella saque el tema.
En este sábado cuando hicimos el pase preguntamos si había alguien a quién no se podía ver, las enfermeras nos avisaron que habían dos chicas que habían perdidos a sus bebés, y que estaban muy deprimidas. Shirley, una de mis compañeras, quiso ir a hacerles la intervención, pero Lorena y yo dijimos que no. El argumento de Shirley era válido, nosotros estamos para alegrar cinco minutos ese día gris; pero Lorena y yo teníamos otro argumento: NO HAY NOMBRE EL PERDER UN HIJO.

 Esas dos mujeres tenían una vida en su seno, una personita a quién estaban esperando (sin tocar el tema del aborto pero un feto es una vida, y está científicamente demostrado) y esa esperanza se ha desvanecido; no dan abasto en su dolor y frustración, deben resignarse a lo que ocurrió y elaborar su duelo... Y de repente entraríamos nosotras, con nuestros colores y juegos... Siendo que el payaso es, culturalmente, algo para NIÑOS.  Nos van a sacar a patadas limpias de ahí. Aunque cada uno de nosotros es libre para decidir si entra o no, esta vez habló la mayoría y no se intervino a estas señoras que habían perdido a su bebe.
Debo reconocer que entré con mucho miedo, sobre todo porque se sentía la tensión en el aire, se podía percibir que esas madres estaban aterradas pues hasta su propia vida estaba en riesgo. Aunque hicimos lo mejor que pudimos y al menos a varias le sacamos una sonrisa.
Cuando una madre tiene un embarazo riesgoso lo mejor es que no se mueva para nada. Así que en cvez de juegos y bailes nosotros cantamos, bailamos, hacemos una representación, podemos también tirarle burbujitas a la panza (nosotros decimos que las burbujas son mágicas y cumplen deseos), entre muchos otros recursos. El favorito es el canto, así que cantamos canciones de cuna e infantiles, y de paso las mamis también aprenden algunas para cantarle al bebé.
Las canciones que más les gustan a las mamás son el super clásico "Arroró mi niño", "Estrellita dónde estás", "Saco una manito", canciones de amor de sus ídolos, como Luis Miguel, Diego Torres, para calmar a un niño hay muchas canciones hermosas.
Con las mujeres embarazadas hay que tener mucho cuidado y tratarlas con más amor que a los pacientes normales, pues ella vive por dos, y nuestra intervención también vale por dos.

BC-Tipos de Personas

El Hospital al cuál vamos a intervenir todos los sábados es público, eso quiere decir que cualquier persona puede entrar, y eso significa que nos encontramos con un gran abanico de tipos de personas que esperan ser atendidas, de todos los niveles socioeconómicos y étnicos, de todos los rincones de la Provincia y hasta incluso de países limítrofes como Bolivia y Chile.
Para facilitar la comprensión de esta sección, y sobre todo para evitar una interpretación discriminadora, voy a diferenciar tres tipos de personas: Los que saben a que nos dedicamos, a los que voy a llamar Clown Friendly; los que no saben pero quieren saber, los que yo llamo Wannabe; y los que no saben ni quieren aprender o de por sí no los caemos bien o con quienes no se puede razonar, los Haters o Irrazonables.
Empecemos con los CF o Clown Friendly.
Son esas personas que vieron la película de Patch Adams o saben a qué se dedica el payaso de hospital, o que sin saber lo ayuda y hasta respeta su labor. Son nuestros mejores amigos y hasta muchas veces nos ayudan a que la intervención sea más dinámica y divertida para todos, realmente agradecemos a las personas así.
Gracias a Dios hay más personas de este tipo que de los Haters en el hospital, principalmente porque saben a que vamos y cuando ven a su hijo reír y olvidarse de su dolor ellos también lo disfrutan. Ríen con nosotros, jugan con nosotros, proponen juegos, bailan, cantan, esos sí son padres de verdad.
Muchos padres le tienen miedo a los payasos (¡maldito It!) y no quieren que entremos, pero su hijo se desespera porque lo hagamos, y el paciente es quien nos importa. Algunos padres no nos miran, otros salen de la habitación y se quedan controlando a su hijito desde la puerta (cosa que me parece muy bien). Pero lentamente se acostumbran a nosotros y van perdiendo el miedo, ¡no se preocupen, no mordemos!
He tenido muchas intervenciones en estos dos años que ya llevo de voluntariado activo, y cerca del 70% de ellas fueron con gente amigable, incluyo también médicos y enfermeros.
Nótese que aquí no estoy hablando acerca de niveles sociales ni lugares de residencia; Salta es una provincia rica con mucha gente pobre, nuestra riqueza natural es mucha pero no está bien empleada ni distribuída, la gente del interior de la Provincia apenas sí tiene para comer; muchos viene del Oeste dónde están los Andes y se dedican al pastoreo de ovejas, chivos y llamas; otros vienen de la región del chaco salteño, en su gran mayoría aborígenes que NUNCA estuvieron en la ciudad y es la primera vez en su vida que ven un payaso.
Esta gente es bastante tímida y reservada, cuesta un poco más intervenir con ellos ya que desconocen nuestra labor y su cultura les dice que hay que desconfiar de aquellos que no son de su misma etnia., y no hablo solamente del "hombre blanco", ya que en el grupo somos de distintos colores y tamaños y aún así desconfían. Aquí tenemos un problema cultural bastante grave, he tenido la oportunidad de viajar a esas zonas junto con mi novio que trabaja arreglando maquinaria del campo, y es palpable el rechazo que sienten hacia, por así llamarlo, los extranjeros. Muchos dirán que es por el tema de las tierras, los desmontes, la discriminación, pero yo he sido testigo que se les dá desde casas con las más modernas instalaciones sanitarias hasta computadoras e internet, más ellos las destrozan o continúan con su estilo de vida. Sencillamente no quieren dejar atrás sus raíces, por más que se les muestre que pueden seguir perteneciendo a su raza étnica y vivir más dignamente, pero ellos tienen grabado a fuego que si nacieron en un rancho con piso de tierra y con techo de madera así tienen que morir. Son casos especiales que vemos de vez en cuando.
Esto me lleva al siguiente grupo, que son los Wannabe o gente que no sabe lo que es un payaso hospitalario y aún así quieren saber.
Generalmente es la gente del interior, a los que les damos curiosidad. Para que entiendan voy a explicarles algunas de las comunidades étnicas que hay en la Provincia y será por regiones.
En la región andina nos encontramos con los Kollas, descendientes del imperio Inca, su lengua es el quechua y se dedican a la crianza y arreo de ovejas, chivos y llamas y alguna que otra actividad agrícola estacional. Gente muy alegre y curiosa, amable y con un gran respeto por la Pachamama. Si alguna vez tenés la oportunidad de visitar mi Salta no dejes pasar la oportunidad de visistar Iruya, Cafayate, Cachi, San Carlos y San Antonio de los Cobres.
En la región de la selva tenemos a los Guaraníes, los Chané y los Tapieté. Los primeros se extienden hasta el Sur del Brasil, los segundos son un poco más regionales, limitándose a Bolivia y Salta, mientras que los terceros incluyen a Paraguay. Son menos curiosos que los kollas pero con menos recursos que estos, dado por la densidad de la selva salteña la llegada de ayuda del gobierno es menor. Generalmente los tienen en cuenta cuando es época de elecciones pero el resto del tiempo son olvidados.
Por últimos nos queda la región del chaco salteño, con varios pueblos, entre ellos los Wichis, Chorote, Tobas, Matacos, Diaguitas, entre otros. De todos los anteriores mencionados, los pueblos de esta región son los que menos recursos tienen y los más cerrados, en especial los Wichis.
Me ha tocado intervenir con varios pacientes pertenecientes a esta comunidad étnica, en TODOS sus casos el acompañante del paciente era la madre con todos sus hijos, y son bastante difíciles y cerrados al momento de entablar una conversación. Las razones son varias: Primero que nada, la desconfianza que sienten hacia el criollo y el hombre blanco; aclaro que para ellos todo aquél que NO pertenezca a su etnia es criollo, entonces acá tenemos una barrera cultural bastante complicada de sortear, ¿cómo intervenir con una persona que durante generaciones se le enseñó a desconfiar de los que no son como él?
Segundo, las mujeres se quedan en casa con los hijos, y si salen lo hacen con TODOS sus hijos, si tiene quince hijos sale con los quince. Entonces en una habitación dónde no pueden estar más de tres personas la encontramos sobrepoblada, casi hacinada. El hombre, en cambio trabaja afuera de casa.
Voy a dar un ejemplo para que se entienda mejor. Yo soy mujer y por problemas de la piel no puedo estar al Sol, por ende soy muy blanca. Para una mujer wichi represento un completo enigma ya que una mujer no debería salir de su casa, tengo un color de piel del cuál ella desconfía y ¡encima visto raro! Pero supongamos que va un compañero que es más moreno que yo, ni aún así va a abrirse ya que no está socialmente bien visto que una mujer hable con un hombre que no es su hijo o esposo.
Generalmente, los aborígenes que intervenimos llegan al hospital con casos de desnutrición moderada y severa. Lamentablemente, más que un problema del gobierno de turno es una cuestión cultural, ya que la comida que se les brinda la utilizan en los animales y no en sus hijos.
Es evidente el interés que sienten hacia nosotros, solo que sus ancestros los educaron para desconfiar de todo aquél ajeno a la etnia.
Y por último tenemos a los Haters o Irrazonables. Son casos excepcionalísimos pero que no dejan de estar en todas las intervenciones, al menos hay uno o dos pacientes que son así.
Son personas bastante complicadas de intervenir, casi imposibles. Creen que vamos a molestarlos cuando ellos siempre tienen el poder de decidir si quieren o no que interactuemos con ellos. La práctica activa es la única herramienta para poder detectar automáticamente quién no quiere ni que lo miremos y quién espera por que lleguemos a su habitación.
Hay distintas maneras de diferenciarlos, generalmente son aquellos niños que únicamente te piden juguetes, insultan y no te dejan intervenir con el resto de los pacientes. Me ha tocado varios, en especial adolescentes y niños en edad de dos a cinco años; muchas veces son influenciados por los padres, no se dan cuenta que estamos realizando una obra de corazón y que esto es pura y exclusivamente por ellos. En cambio, disfrutan ver como sus hijos nos patean las piernas, nos tiran de la ropa, algunos hasta escupen y empujan; los padres se enojan con nosotros porque no tenemos juguetes para regalar y ¡mucho cuidado si tenemos algo de nuestras herramientas de trabajo que su hijo quiere y no se lo queremos dar!
De la educación que le des a tus hijos depende tu inclusión en cualquiera de estos grupos. Todo empieza por casa, recordá siempre que nosotros no vamos a pedirte nada, al contrario vamos a dar y ofrecer.

BC-Temas Prohibidos

Hay ciertas cosas de las cuales es mejor no llamar a conversación durante una intervención para no incomodar al paciente, en esta sección voy a desarrollar las más comunes.
Empecemos por la que parece más inocente: La comida.
Durante una internación el paciente debe llevar una dieta específica, privándose de ciertas comidas que, hasta el momento, estaba acostumbrado. El hecho de tocar este tema, que es sumamente inocente, puede provocar en el paciente un deseo o anhelo de volver a comer lo que le tienen prohibido o negado; además que el hecho de trabajar con niños trae ciertas desventajas, más tratándose de lo que cultural y socialmente simboliza el payaso.
El payaso es sinónimo de cumpleaños y fiestas infantiles, entonces es muy, muy común que un nene nos pare a pedirnos torta, juguetes, golosinas, globos, etc.
Una vez, una mamá nos preguntó (de muy mala manera) por qué no le regalabamos nada a su hijita, que "para eso son los payasos, ¿no? para regalar cosas". Dicho sea de paso, y sin desmerecer ni menospreciar orientaciones políticas de nadie, en Argentina se vivió durante casi 15 años la política del facilismo y que todo viene de arriba. El gobierno de los Kirchner "educó" a sus votantes que TODO, desde computadoras hasta pasajes de colectivo, comida, preservativos, ropa, etc. tiene que llegarte de arriba y sin ningún esfuerzo. Nosotros no cobramos un peso por lo que hacemos, todo es porque queremos hacer una obra de bien, nos movilizamos desde nuestras casas hasta el hospital y viceversa por nuestros propios medios, y si no tenemos para el colectivo o el combustible preguntamos quién nos puede llevar o vamos caminando. El sentimiento y las ganas de hacer el bien es más fuerte que cualquier cosa, por eso es un voluntariado, porque nadie cobra nada. Todo es a pulmón y corazón.
Tampoco podemos dar golosinas porque no sabemos cuál es el estado del paciente. Nos pueden demandar si llegásemos a dar caramelos a un paciente que no podía comer dulces y le provocamos un coma diabético, no es por capricho ni por ser "malos", como muchos piensan. Queremos evitar problemas y malentendidos.
Otro tema que no tenemos permitido hablar es acerca de las relaciones de familia con el paciente a menos, claro, que el mismo paciente decida sacar el tema. No sabemos que puede estar ocurriendo en su casa y podemos meter el dedo en la llaga, sin querer.
Lo mismo suponer que un adolescente ya tiene una relación amorosa con alguien. Hay muchos padres que no permiten que sus hijas entablen relaciones más allá de la amistad hasta cumplir cierta cantidad de años, con las madres pasa exactamente lo mismo; sin ir más lejos una de mis amigas no tuvo novio hasta los 21 años porque su papá se lo prohibía e iba a agarrar a escopetazos a los que quieran ponerse de novio con su hija. El preguntar si ya tiene novio o novia puede colocar a ese paciente en una situación embarazosa y delicada.
La cuestión de los equipos de fútbol es bastante especial, todo depende del objetivo que se quiera lograr. Lamentablemente, vivimos en una sociedad poco tolerante hacia las diferencias, en especial respecto al fútbol; Argentina tiene una de las tasas más altas de homicidios en espectáculos de este deporte, y hasta los mismos padres alientan que si un amigo tuyo es de River o de Boca hay que matarlo o no hablarlo. Fíjense sino en estas imágenes.
 Fíjense sino en estas imágenes
Y eso es únicamente en el súper clásico más popular de mi país, imagináte con el resto de los equipos como Racing-Independiente, Gimnasia y Tiro-Central Norte-Juventud Antoniana, Talleres de Córdoba-Belgrano de Córdoba, etc

Y eso es únicamente en el súper clásico más popular de mi país, imagináte con el resto de los equipos como Racing-Independiente, Gimnasia y Tiro-Central Norte-Juventud Antoniana, Talleres de Córdoba-Belgrano de Córdoba, etc. DEPRIMENTE.
Lamentablemente, así somos nosotros. O todo o nada, en todos los ámbitos.
 
Volviendo al tema, y una vez habiendo hecho este pequeño paréntesis para quienes no sean argentinos y no entiendan este odio popular socialmente "aceptado", el fútbol es un tema peliagudo dentro y fuera del hospital (ya que también hacemos intervenciones callejeras) al momento de intervenir. Algunas personas evitan tocarlo, yo trato también de evitarlo (en especial con cierta gente con la cuál es IMPOSIBLE razonar, más adelante hablaré de esto) pero cuando lo hago siempre es con un fin muy específico: Promover la tolerancia y el respeto en el fútbol.
Una vez me tocó una situación así. Dos varoncitos en la misma habitación, ambos quebrados, uno de Boca y otro de River, querían jugar al fútbol y yo estuve de acuerdo, así que saqué mi "pelota invisible" y empezamos a hacer un partidito, yo era el árbitro. Ya la intervención estaba un poco excedida en tiempo así dí por finalizado el partido en un  victorioso empate. El abucheo que recibí en ese momento fue terrible.
-¡River en mejor que los bosteros p*tos!
-¡Callate la boca, gallina ch*ta! (gallina se los llama a los hinchas de River) ¡Los vamos a c*gar matando a todos ustedes!
¡Niños de 7 años diciendo esos insultos! ¡Y los padres alentándolos!
Los insultos iban y venían hasta que yo impuse órden, y les expliqué que hay que aceptar la derrota y la victoria de todos, un empate no es ganar ni perder, es un empate, y significa que los dos son MUY BUENOS equipos. Dudo que hayan entendido algo, pero al menos el intento se hace.
También el tema de las relaciones entre los presentes y acompañantes del paciente es algo especial. Una vez metí la pata muy feo con eso, tanto que no pude seguir interviniendo porque me miraron con muy mala cara. Entré en una habitación dónde había una señora ya entrada en años y un nene, no estaba grave pero se lo veía decaído. No tuve mejor idea de decirle a la señora que le haga "mimos de abuela" al petiso; si las miradas pudiesen matar yo en este momento no estaría escribiendo esto.
-¡No es mi nieto, es mi HIJO!-me respondió.
Morajela, primero preguntarle al paciente quién lo acompaña.

BC-Los Recursos del Payaso

Si yo te digo "pensá en un payaso", seguramente esto es lo primero que te viene a la mente.
Si yo te digo "pensá en un payaso", seguramente esto es lo primero que te viene a la mente
O quizás este payaso.
O quizás este payaso
O quizás, estos.
O quizás, estos
¡Madito Hollywood y publicidad consumista! El payaso es mucho más que una persona pintada como puerta o alguien que es el peor objeto de tus pesadillas
¡Madito Hollywood y publicidad consumista! El payaso es mucho más que una persona pintada como puerta o alguien que es el peor objeto de tus pesadillas. Mejor pensá en algo así.
 Mejor pensá en algo así
Demencia lúcida, de eso disfrutamos. Nada de maquillajes exagerados, lo único que tenemos exagerado es la alegría.
El payaso hospitalario tiene que tener una serie de elementos, tanto materiales como físicos, para poder ser un verdadero payaso hospitalario. Empecemos con lo más importante: La información.
Muchas personas creen que ser payaso es ponerse una nariz roja y hacer cualquier idiotez que se te venga a la cabeza; pues me da mucho gusto informar que no cualquier "idiota" puede ser payaso. Así como se estudia para ser abogado, enfermero, bombero y médico, nosotros también estudiamos; obviamente no hay punto de conparación entre un médico graduado y nosotros, el conocimiento es otro, y así como el médico estudia para salvar vidas nosotros estudiamos para alegrar es vidas salvadas por los médicos.
Nuestra formación se basa en risaterapia, actuación, canto, baile, recursos artísticos, bioseguridad, psicología, historia, cultura, capacidad de empatía, etc. No tenemos idea de como operar un paciente, pero sí operamos sonrisas.
Pero el recurso informativo no se queda allí, durante el transcurso del año nos vamos nutriendo con talleres y charlas acerca de experiencias vividas por todos nuestros compañeros; entre todos nos ayudamos, ya que somos una gran familia de locos.
Una vez cumplido con los estándares mínimos de informacións se pasa al siguiente recuerso que es el vestuario o indumentaria.
Hay una serie de reglas que se deben cumplir, tanto hombres como mujeres. Empecemos por los colores.
TODOS los colores están permitidos, salvo dos: El negro y el marrón. Aquí juega una cuestión psicologica y emocional; socialmente (desde el punto de vista occidental) uno asocia al color negro con el luto, la muerte. Y el marrón con los desechos naturales del cuerpo humano, reprime sentimientos. Hubo un momento dónde también no estaban permitidos el rojo, el violeta y el azul, pero ahora sólo esos dos colores no están aceptados.
¿Por qué tanto barullo con los colores? Pues por algo muy importante. Si prestaste atención a las fotos que están más arriba te habrás dado cuenta que resaltamos a simple vista, ese es nuestro más importante rasgo: Destacar, llamar la atención.
Los colores juegan un papel muy importante en cuanto a la psicología del paciente. Voy a explicartelo un poco mejor.
Imaginate que estás hace dos semanas en una habitación de hospital, ¿de que color son los hospitales? Blanco y marrón. Las habitaciones son blancas, el pasillo es blanco, la bata de los médicos son blancas, TODO BLANCO. De repente, girás la cabeza y vez unas personas que parecen arcoiris andantes. Llama la atención, ¿no?
Como había explicado en otros capítulos, el trabajo del paya hospitalario es "sacarte" mentalmente por unos minutos de esa cama de hospital. Los colores son una gran ayuda, voy a explicarte que significa cada uno, con excepción de los dos prohibidos pues ya los expliqué.
El amarillo transmite alegría, optimismo, si viste la película "Intensamente" (Inside Out) recordarás que Alegría o Joy erea representada con una estrella de color amarillo.
El rojo evoca las pasiones y sentimientos fuertes, tales como el amor. Normalmente los corazones son pintados de color rojo.
El azul representa calma, seguridad, serenidad y profundidad. Es el color del mar y el cielo.
El verde, uno de mis colores favoritos, representa la naturaleza, la salud. La copa de los árboles.
El morado, otro color que me gusta, representa la sabiduría, la transmutación, la lealtad y el éxito. Las uvas.
El rosa evoca la tranquilidad, el amor, la felicidad, la energía y juventud. Color socialmente asignado para las niñas.
Y por último tenemos el naranja, que representa el entusiasmo, la calidez y alegría.
Cada uno de nosotros, al momento de crear a su alter ego, en este caso nuestro payaso, elege cualesquiera de estos colores y los aplica a su vestuario.
Incluso entre los payas tenemos un código de etiqueta que debemos seguir, rigurosamente.
Para empezar, las mujeres usamos polleras y los hombres pantalón. Aunque esta regla permite sus excepciones; por ejemplo, mi mamá. Ella usa muletas y la pollera le iba a incomodar para moverse, así que usa pantalón, yo soy muy torpe y temo engancharme con los muebles del hospital, así que también uso pantalón. La pollera debe ser larga y ancha para ocultar la figura femenina, pervertidos hay en todos lados, lamentablemente. En caso de que sea como un tutú debemos usar medias o calzas. No podemos mostrar piel, por ende no estan permitidos los escotes ni las mangas cortas, o en caso que usemos mangas cortas debemos, sí o sí, de ponernos una chaqueta o la bata de paya.
Los varones no pueden hacer alusión a NINGÚN equipo de fútbol, tanto regional, nacional como internacional, tampoco les está permitido mostrar piel. El tema de la piel es por razones de bioseguridad, para protegernos y proteger a los pacientes, nosotros nos tomamos como cultivos de gérmenes con patas.
Tampoco podemos tener en nuestro vestuario símbolos como caramelos, ya que nosotros no damos golosinas, ni marcas comerciales. Sí podemos tener caritas felices, corazones, estrellas, notas musicales (si nuestro payaso es músico, caso del Doc. Betovenixius), moños, lunares, formas geométricas, etc.
El material preferido es el algohodón, evitando la lana y polar. Telas que sean fáciles de lavar y secar.
Algunos de mis compañeros usan peluca, otros no. No importa si sos varón o mujer, la peluca siempre está permitida con el único requisito que no sea muy larga y de fácil lavado.
El calzado: Algo muy importante.
Como los pasillos del hospital están muy llenos, y ante una eventual evacuación, debemos usar calzado cómodo, preferentemente zapatillas, nada de tacos altos. Los famosos "zapatos de payaso" están PROHIBIDÍSIMOS ya que son super incómodos e inútiles. En lo posible sin marcas de ningún tipo (entiéndase Nike, Adidas, Puma, Reebok, etc), para lo cuál se las debe "payasizar", las personalizamos como nos guste. Y con suelas de goma, para evitar deslizarnos o resbalarnos.
También no tenemos permitido usar alas ni que nuestro personaje se parezca a algún personaje famoso, Recuerdo que una compañera quería ponerse alas de mariposa, cosa que no se lo permitieron ya que los pasillos de oncología infantil estan llenos de mariposas; esto tiene su significado especial, hubo un movimiento en EUA dónde a los niños que ya tenían un cáncer incurable se les decía que iban a transformarse en mariposas, este movimiento es muy nuevo pero ya se adoptó a la mariposa como símbolo del cáncer infantil. Lo mismo la mariposa morada, que cuando se coloca en la cuna de un recién nacido está queriendo decir que ese bebé nació en un parto múltiple y que perdió a uno o varios de sus hermanos en el mismo parto.
Para ir terminando, debemos hablar del nombre del payaso. No todos los nombres están permitidos, ya que deben cumplir con ciertas normas; una de ellas es el doble sentido.
Por ejemplo, Doctora Elsapito, ni pensarlo. Doctora Cocoleta tampoco (suena a coco teta). Tampoco el nombre Sirah, ya que el común de la gente escucha "SIDA". Se recomienda que tengamos nombres pegajosos, que transmitan alegría y que sea graciosos, en el buen sentido, así también que transmitan la personalidad de nuestro paya.
Entre nuestras filas tenemos a la Doctora Amapola (flor de doctora), el DoctorAso (mitad doctor y mitad payaso), la doctora Melek y la Doctora Talita Kum, el Doctor Armando Esperanza y el Doctor Joaquín Quimpe. Cada uno con una personalidad y carisma único.
Mi doctora es la Doctora Sakurita Matryoskha. Una payasa venida desde las lejanas tierras de Japón pero que tiene el corazón más argentino que el dulce de leche, pero super loca y con personalidades múltiples como la muñeca matryoshka rusa, una caja de sorpresas. De repente está hablando en español y te sigue hablando en francés, sabe tejer, sabe bordar y abrir la puerta para ir a jugar.
Si vos tuvieras la hermosa oportunidad de ser uno de nosotros, ¿cómo se llamaría tu payaso?

BC-Casos Especiales: Intentos de Suicidio

Viva la Vida. Quiero comenzar con esa frase y con esta canción de Coldplay, viva toda forma de vida, sea humana o no, desarrolada o en gestación.

Ya llevo casi dos años interviniendo activamente en los hospitales, centros de salud, maratones y todo lo que tenga que ver con el ámbito de la salud, tanto pública como privada. He visto muchas cosas en este tiempo: Bebés abandonados, chicos quemados, niños en estado de coma, incluso casos bastante dolorosos como así también internaciones que duran más de un día como un poco de fiebre o un dedo quebrado por jugar... Pero los niños que intentan suicidarse... Esos sí son casos especiales con los cuales hay que tener muchísimo cuidado.

Por "ley" (ley entre nosotros, no formal) no hablamos de la situación del paciente, a menos claro que él o ella quiera hablar de eso. Es por una cuestión de respeto, tenemos que desarrollar nuestra capacidad de empatía hasta límites insospechados, colocarnos en los zapatos del otro y ver su realidad desde ese punto de vista que está viviendo. Antes de comenzar una intervención hacemos lo que llamamos el "desembarco" (cuando llegamos vestidos de civil y nos dirigimos hacia nuestro lugar de siempre para formar los grupos) y el "pase" (una persona, o todo el grupo se acerca hacia las enfermeras y hacemos una serie de preguntas: ¿Qué niño hace mucho que está internado? ¿Quién tiene programada cirugía para hoy? ¿Quién está solito? ¿Qué paciente recomienda que veamos primero y cuál no se puede ver?). Durante el pase las mismas enfermeras nos recomiendan algunos pacientes que se encuentran deprimidos o tristes y nosotros tomamos nota de ello; pero siempre, SIEMPRE, hacemos dos cosas: Anotamos todos los nombres de los internados y la causa por la que están allí. Y de cincuenta pacientes siempre hay un suicida.

Cuando vemos que está escrito con marcador esa palabra que causa un calosfrío en todos nosotros ya tenemos a nuestro primer paciente de la tarde.

Luego de todos estos años recopilé información y llegué a la conclusión que cerca del 80% de los pacientes que intentaron acabar con su vida eran niñas, sólo el 10% varones. De esas niñas, la gran mayoría oscilaba entre los 16 y 14 años de edad, el resto entre los 13 y 10 años. En cuanto a los varones casi todos tenían menos de 16 años. Cabe mencionar que cuando se ha cumplido los 17 años de edad ya no pueden recibirte en el Hospital de Niños y te derivan a uno de mayores de edad, en el caso de Salta es el San Bernardo. La verdad, no sé porque hacen esa diferencia, siendo que aún con diecisiete años sos menor y "deberían" aceptarte en el de Niños. Según entendí es para evitar "situaciones de abuso" por parte de los mismos pacientes.

Al intervenir con un paciente que ha pasado por esa situación se está enfrente de alguien que se odia a sí mismo o no puede aguantar la situación por la que está pasando. Entonces, nuestro trabajo es empezar a adivinar (ya que no podemos preguntar) qué es lo que sucede con esa persona que ha llegado al punto de intentar acabar con su vida: ¿Será que sufre bulling en el colegio? ¿O sufre algún tipo de abuso en su casa? Hasta incluso debemos considerar que "sólo quiere llamar la atención". Sé que esto suena horrible, pero mi madre es psicóloga y siempre dice que "la persona que quiere acabar con su vida, lo hace. El que no juega en el límite de la muerte y la vida, si necesita trece pastillas para matarse va a tomar diez; pero ese pedido de auxilio o llamado de atención hay que tomarlo en serio". Las razones son infinitas pero siempre tienen el mismo resultado: El dolor.

El dolor de los familiares, de los amigos, de las personas que quieren a esa persona, y sobre todo del paciente mismo.

Hubo una ocasión que con mi tía del alma tuvimos que intervenir a una niña de catorce años en esa situación.  Ninguna de las dos sabía como actuar en estos casos ya que era nuestra primera vez ante tremenda posición, así que antes de intervenir hablamos entre nosotras y nos pusimos de acuerdo en algo: No hablar sobre lo hermoso que es vivir ni tampoco hablar del futuro. 

Tengan en cuenta que nosotros no tenemos un "Manual de Intervenciones" con el cuál guiarnos. Antes de comenzar con las payantías tenemos clases de psicología, bioseguridad, actuación, entre otras cosas pero carecemos de bibliografía; así que casi el 100% de los casos debemos improvisar.

Me sorprendió gratamente que esta niña en cuestión nos recibió con lágrimas y risas, igualmente su mamá. Fugazmente obsersevé sus brazos y me dí cuenta del "método" usado en el que se puso en esa situación a sí misma. Conversamos y jugamos, y por un momento, sólo por cinco minutos, olvidó la pena que la atormentaba. Con eso ya estamos cumpliendo con nuestro trabajo. Nosotros no somos médicos, no operamos ni recetamos medicamentos; me gusta llamarnos "estrellas fugaces". Si alguna vez viste una seguramente recordarás lo que se siente al maravillarte por unos segundos con ese destello que se muestra sólo para vos y luego desaparece. Nosotros somos así. 

Al final, esta niñita nos agradeció profundamente el haber entrado en su habitación, desconozco si el problema que la atormentaba llegó a su fin, si ahora es feliz o si aún continúa; tenemos prohibido entablar relación con los pacientes por una cuestión de respeto a la privacidad, pero lo que sí se es que siempre recordará que una vez dos payasas locas entraron a su pieza en el hospital e hicieron que riera hasta llorar.

BC-Puertas Cerradas

Si algo complicado para enfrentar son las puertas cerradas. No sabemos que puede estar pasando en aquella habitación, si es conveniente que entremos a hacer nuestra intervención o quedarnos al márgen.
Hay áreas del hospital que no tienen lo que llamamos "pecera", un vidrio que permite ver lo que pasa dentro del cuarto, una de esas áreas es traumatología, allí van a parar todos los pacientes que tengan algún tipo de lesión traumática como quemaduras, quebraduras, dislocaciones, caídas, etc. Pero no importa el lugar del hospital en el que estemos, hay muchos tipos de puertas cerradas.
Me tocó nacer en un sitio de mi país con gente bastante cerrada e ignorante en muchas cosas, en el hospital al que vamos la gran mayoría son gente del campo, de bajos recursos y muchas veces los padres son analfabetos, ellos nunca vieron un payaso, no entienden a que vamos y piensan que sólo molestamos a su hijo o que vamos a pedirle dinero. Con esto no estoy desmereciéndolos, ni discriminando su forma ni estilo de vida; es más, nosotros como payasos DEBEMOS entender a todos y cada uno de los que están en el hospital, y esta no es una excepción. El NO significa eso: NO. Basta una sonrisa y agradecer por la oportunidad.
Aunque por ahí es un poco duro encontrarse con puras negativas, puros padres que nos tildan de vagos, impresentables, buenos para nada... Esa es la puerta cerrada más peligrosa de todas, la de la mente. Una cabeza cerrada equivale a mil no.
Y pr último tenemos la puerta cerrada del corazón, aquellos pacientes/padres que NO desean ni que intervengamos con los demás. Esas personas están cargadas de dolor y resentimiento hacia cada uno de los profesionales de la salud que están allí con el único propósito de curar a su hijo. La única opción que tenemos es hacer oídos sordos a sus reclamos, pues respetamos que no quieran tener ningún tipo de contacto con los payas, pero no respetamos que IMPIDA que nos relacionemos con el resto de los pacientes.
Por suerte, contamos con algunos aliados en el edificio como los enfermeros y médicos de planta, ellos hacen nuestra tarea un poco más liviana y no tan dura al momento de enfrentar a los pacientes.

Barriletes Cósmicos-Héroes Anónimos

La tarea de payaso de hospital es agridulce: Tiene su parte hermosa como dolorosa. No es raro que le caigamos bien a algunas personas y a otras no. Principalmente porque muchos niños no les gustan los payasos, el cine tiene mucho que ver en esto, y en gran medida el maquillaje exagerado de los payasos de circo.
Aunque también tenemos aquellos que se desesperan por saltar de sus camas cuando nos ven llegar con nuestros colores, las sonrisas, ¡somos muy populares! Pero esa popularidad sólo puede venir acompañada de nuestra nariz, pues sin ella dejamos de ser payasos para pasar a ser personas comunes y corrientes.
La máscara más pequeña del mundo, como nos gusta llamar a la nariz, es nuestra arma más eficaz, nuestra capa de Superman, el logo universal de todos los animadores de hospital. Nos convierte en la Doctora Sakurita Matryoshka, en el Doctor PasaGasa SanaSana, en la Doctora Catalina Toy y en el doctor Betovinixus ReDoSol, por poner algunos nombres. Con ella somos capaces de todo, aunque no nos protege de los maltratos que, de vez en cuando, recibimos de los pacientes.
La primera vez que intervine, el día de mi graduación, terminé llorando. El dolor que sienten los pacientes también es tuyo, sus miradas te desnudan y te hacen pensar que esto no es para vos; que no deberías estar haciendo algo tan delicado como animar a un niño que está pasando por una enfermedad, cualquiera sea. Con el tiempo, tu payaso se vuelve más resistente, nos nutrimos de las risas de los chicos y padres, de su esperanza e inocencia; hasta que llega el fabuloso momento en dónde te dan por aprobada la "payantía".
Cuando te aprueban la "payantía" ya no hace falta que uno de los payaviejos te acompañe a las habitaciones, ahora vos podes elegir a tus compañeros para hacer la dupla o trío, pero NUNCA IR SOLO a intervenir.
Aunque por mucha compañía que tengas siempre te sentis un poquito desnudo cuando entras a la habitación y ves a un pequeño que se encuentra en una situación dolorosa; te dan ganas de ir a abrazarlo y llenarlo de besos, pero luego recordas que el contacto físico está prohibido por razones de bioseguridad, algo que apoyo completamente. En vez de muestras físicas de cariño cantamos, bailamos, jugamos y tratamos que, por cinco minutos, le cambiamos el ambiente.
Muchos nenes nos reciben con una enorme sonrisa, los padres no tanto, pero cuando ven que sus hijos lo pasan bien se relajan. Y luego tenemos esa gente que piensa que porque somos payasos pueden hacer con nosotros lo que quieran, algo que de verdad me molesta mucho.
Me ha tocado intervenir con niños (y padres) muy agresivos, irrespetuosos, poco solidarios y, sobretodo, abusadores. Un niño no paraba de patearme mientras intervenía y, por poco, no me quito la nariz para decirle que se vaya. Un padre quería mi número de teléfono a toda costa, y no paraba de acosarme de habitación en habitación (por eso la importancia de ir siempre de a dos), otro niño me llamó "gorda de mierda" mientras jugabamos al fútbol imaginario... Situaciones como esa hay en todas las intervenciones. Pero basta que un sólo nene o nena te aplauda para que digas "hoy fue un buen sábado".
Me encantan los niños, y no puedo evitar enamorarme de ellos. He tenido muchos crush durante los sábados de intervención, me encanta intervenir con los bebés pues ellos no tiene prejuicios hacia nadie; evito interactuar con adolescentes, honestamente mis peores momentos como paya fueron con ellos, hay honradas excepciones pero la gran mayoría ya no tienen respeto. Pero mis favoritos son los abuelos, ellos sí que son unos niños del alma.
Cuando intevenimos no nos presentamos con nuestro nombre de pila, sino con el de paya; tampoco recibimos un peso por lo que hacemos, ni reconocimiento u honores, nos basta ver una sonrisa, escuchar un grito de alegría, y si logramos hacerte reir pues ya estamos en el cielo.

Barriletes Cósmicos-De Oficio Payaso

Cuándo a mamá la operaron del cáncer que tenía en la pierna, estuvo mucho tiempo postrada en cama, sin poder hacer nada más que ver la misma pared día tras día, hora tras hora.
Reconozco que no iba muy seguido a conversar con ella, hasta el día de hoy desconozco el verdadero motivo por el cuál la dejé tan sola. Quizás por que yo misma tenía un límite a la morbosidad y al dolor. No lo sé, pero lo que sí sé es que ella sufría.
Mi madre nunca fue una mujer que se quedara quieta, siempre haciendo algo, siempre moviéndose, así que para ella el hecho de estar quieta en la cama DE MANERA OBLIGADA fue algo que la deprimió.
La computadora era su única ventana al mundo, se pasaba todo el día en facebook, haciendo viajes por el mundo con Google Earth, planificando vacaciones imaginarias y aprendiendo cosas nuevas.
Gracias a esa ventana descubrió el maravilloso mundo en el que ella y yo estamos ahora: Los Narices Felices.
A pesar de los reclamos de sus familiares (esposo, una madre muy sobreprotectora y sus dos hijos), mamá se levantó de la cama y empezó a usar las muletas. Ya no quería seguir estando en cama, ya no quería sentirse menos. Muy en el fondo yo sabía que mamá se consideraba a sí misma una liseada. Así que cuando entendimos que su ánimo y autoestima mejoraría con esto, la dejamos avanzar, aunque con una vigilancia un tanto estricta.
Recuerdo que para hacerla reír (y para asegurarme de que no se vuelva a caer por la escalera, lo que le valió los seis meses en cama) solía agarrarla del pasacinto del pantalón, y tiraba de él, cómo si le estuviese haciendo un calzón chino; algo que hacía enojar a mamá al mismo tiempo que reía.
Mamá comenzó su formación con lo que yo llamaba en ese momento “payamédicos”, aunque el verdadero nombre es “Narices Felices”. Todos los sábados mamá se iba con su nuevo grupo de contención y luego nos contaba todas las tonteras que habían hecho, cómo por ejemplo, hacer una máquina con sus propios cuerpos, poner caras graciosas, bailar, etc.
Al principio recuerdo que pensaba “¡qué estupidez!”, para mí el payaso hospitalario debía obligadamente ser un médico recibido, la salud de las personas era algo muy importante y delicado y no cualquier persona podía darse el lujo de atender a un paciente que está hospitalizado. Esa era la idea que la película de Patch Adams me había dejado.
Cuándo mamá terminó el curso, recuerdo que fuí a ver su graduación al hospital, era un grupo grande de gente de todos los tamaños, formas y colores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos formaban parte de la nueva generación.
Al salir del egreso, estaba acompañando a mamá cuando pasó mi primera experiencia cercana con uno de los momentos más trágicos del ser humano: la muerte.
No se por qué pero sentí que un viento muy frío me pasaba por las piernas y se me erizaron los pelos de la nuca, una chica que estaba detrás mío gritó al ver a su familiar que salía llorando. Creo que todos se sintieron cómo yo, y a mí me valió esa experiencia para terminar de decidirme que jamás seguíría los pasos de mamá.
Nunca digas nunca.
Pasó el tiempo, mamá iba todos los sábados a intervenir, a compartir con sus payacolegas. De chica ella quería ser payaso, pero mi abuelo (viejo hombre chapado a la antigüa) siempre le dijo que no.
Yo me encontraba en Tierra de Fuego, al sur de Argentina, cuando recibí la noticia de que mi madrina, la única hermana de mi mamá, había muerto de un paro cardíaco.
No sabía que hacer, no sabía si volverme o no a Salta, casi 5000 km al norte, en el otro extremo de mi país. Finalmente, mis padres me aconsejaron que no tenía tiempo, que me quede a disfrutar de mis vacaciones.
A mi regreso, me percaté que mi mamá estaba destrozada, había perdido a su hermana. No sabía cómo consolarla ni que hacer por ella.
Con el tiempo, mamá y yo nos volvimos más unidas que nunca, de a ratos peleabamos pero el sentimiento, el verdadero sentimiento seguía estando allí. Nos volvimos mucho más que sólo madre e hija, secretamente sabía que me veía cómo a su hermanita, algo que no me molestó para nada.
Me confesó que mi madrina le había prometido hacer la próxima formación de los Narices con ella y había soñado con su hermana usando una nariz de payaso.
 
No lo pensé dos veces, le pedí que me anote para la próxima formación.
Fue así cómo ahora soy un payaso de hospital, no fue la vocación de ayudar a los enfermos, ni influenciada por fuerzas extraterrestres, o porque Dios me haya hecho sentir en mi el impulso de ayudar. Mi verdadero motivo fue mucho más egoísta: Porque quería verla sonreír a mamá.

Barriletes Cósmicos

No es raro verlos saltar por los pasillos, con sus colores, sus sonidos, sus morisquetas y voces graciosas. No es raro verlos entrar en las habitaciones interactuar con las personas, con los niños, los guardias de seguridad, el mismo personal.   

Tampoco es raro que nadie note cuando ellos llegan ni se van, vestidos de civil, con ropa normal, entrando casi en silencio y yéndose de la misma manera. Pero luego son completamente reconocibles cuando usan su magia para transformarse en pequeños super héroes.

 Lo que sí es raro es no verlos todos los sábados, que religiosamente reservan para ir a hacer locuras en ese castillo de la salud. Es raro que no estén siempre alegres, dándo lo poco que tienen en pos de una persona que sufre.   

Ellos son simples payasos de hospital, ellos son los Narices Felices.



Esta historia está basada en hechos reales, 100% en mi experiencia como payaso de hospital.

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