Esta última intervención
me tocó el pabellón de embarazadas, más específicamente a mujeres que
tienen complicaciones con su embarazo; fui con dos compañeras más. Era
la primera vez que intervenía a una mujer embarazada, y me dí cuenta de
lo difícil que es.
Las mujeres embarazadas
se encuentran en un estado delicado, poseen una revolución hormonal, su
cuero cambia día a día, y si a eso le sumamos el miedo palpante y
latente que hay en sus rostros para con su bebé y con ellas mismas ante
la presencia de un embarazo de alto riesgo, pues... La cosa se complica.
Generalmente hacemos
preguntas como la edad del paciente, con quién y dónde vive, quiénes son
sus mejores amigos, si hay alguna materia en especial que le guste...
Pero en todos los casos son NIÑOS a quienes intervenimos. En la mujer
embarazada no se puede hacer muchas preguntas, y preferimos no tocar el
tema de su estado, porque no sabemos si fue un embarazo deseado o no, si
su pareja la abandonó, si sus padres lo rechazan, etc. Cuanto más jóven
es la futura mamá menos preguntamos, nos concentramos en otro punto de
la conversación como su color favorito, la música que le pueda gustar,
cantamos, bailamos; excepto, claro, que ella saque el tema.
En este sábado cuando
hicimos el pase preguntamos si había alguien a quién no se podía ver,
las enfermeras nos avisaron que habían dos chicas que habían perdidos a
sus bebés, y que estaban muy deprimidas. Shirley, una de mis compañeras,
quiso ir a hacerles la intervención, pero Lorena y yo dijimos que no.
El argumento de Shirley era válido, nosotros estamos para alegrar cinco
minutos ese día gris; pero Lorena y yo teníamos otro argumento: NO HAY
NOMBRE EL PERDER UN HIJO.
Esas dos mujeres tenían una vida en su seno, una personita a quién estaban esperando (sin tocar el tema del aborto pero un feto es una vida, y está científicamente demostrado) y esa esperanza se ha desvanecido; no dan abasto en su dolor y frustración, deben resignarse a lo que ocurrió y elaborar su duelo... Y de repente entraríamos nosotras, con nuestros colores y juegos... Siendo que el payaso es, culturalmente, algo para NIÑOS. Nos van a sacar a patadas limpias de ahí. Aunque cada uno de nosotros es libre para decidir si entra o no, esta vez habló la mayoría y no se intervino a estas señoras que habían perdido a su bebe.
Esas dos mujeres tenían una vida en su seno, una personita a quién estaban esperando (sin tocar el tema del aborto pero un feto es una vida, y está científicamente demostrado) y esa esperanza se ha desvanecido; no dan abasto en su dolor y frustración, deben resignarse a lo que ocurrió y elaborar su duelo... Y de repente entraríamos nosotras, con nuestros colores y juegos... Siendo que el payaso es, culturalmente, algo para NIÑOS. Nos van a sacar a patadas limpias de ahí. Aunque cada uno de nosotros es libre para decidir si entra o no, esta vez habló la mayoría y no se intervino a estas señoras que habían perdido a su bebe.
Debo reconocer que entré
con mucho miedo, sobre todo porque se sentía la tensión en el aire, se
podía percibir que esas madres estaban aterradas pues hasta su propia
vida estaba en riesgo. Aunque hicimos lo mejor que pudimos y al menos a
varias le sacamos una sonrisa.
Cuando una madre tiene
un embarazo riesgoso lo mejor es que no se mueva para nada. Así que en
cvez de juegos y bailes nosotros cantamos, bailamos, hacemos una
representación, podemos también tirarle burbujitas a la panza (nosotros
decimos que las burbujas son mágicas y cumplen deseos), entre muchos
otros recursos. El favorito es el canto, así que cantamos canciones de
cuna e infantiles, y de paso las mamis también aprenden algunas para
cantarle al bebé.
Las canciones que más
les gustan a las mamás son el super clásico "Arroró mi niño",
"Estrellita dónde estás", "Saco una manito", canciones de amor de sus
ídolos, como Luis Miguel, Diego Torres, para calmar a un niño hay muchas
canciones hermosas.
Con las mujeres
embarazadas hay que tener mucho cuidado y tratarlas con más amor que a
los pacientes normales, pues ella vive por dos, y nuestra intervención
también vale por dos.
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