Este es un tipo especial de intervención, se interviene a
través de los vidrios puesto que se nos está vedado entrar a las
habitaciones de los pacientes.
¿Por qué no se puede entrar? Los motivos son varios:
-El paciente puede encontrarse en aislamiento:
Puede sufrir una enfermedad de riesgo de contagio, o estar
inmunodepresivo, o con un enfermedad que pondría en riesgo su seguridad y
la nuestra.
-Hay epidemia de alguna enfermedad: Como gripe, resfrío, etc.
-Nos encontramos en el pabellón de oncología pedíatrica: Aquí
la única forma de intervenir es haciendo pecera, para más información
sobre este caso especial, buscá el capítulo "Casos Especiales: Oncología
Pedíatrica".
En este tipo de intervención se hace más
uso de la mímica y el lenguaje por señas, interacciones de otro tipo
como por ejemplo jugar con las manos, títeres, actuación, etc.
Personalmente, a mí me limita mucho interactuar de esta manera, prefiero
ingresar a las habitaciones del hospital y poder jugar cara a cara con
los niños que se encuentran hospitalizados, pero hacer pecera es un buen
ejercicio para los que recien se están incorporando a nuestras filas de
payasos de hospital y así poder ir sacándose poco a poco el "miedo"
natural que todos sentimos cuando se intervienen las primeras veces.
El método utilizado es distinto al de las habitaciones, como
no se pueden hacer muchas cosas a través de un vidrio más que saludar y
sonreír muchos de mis compañeros, entre ellos yo, tenemos preparado
burbujeros, títeres, trucos de magia, etc. Yo tengo mi burbujero (que no
sé por qué siempre me lo olvido en la mochila con la que llego) y mi
Doctor Mouse, el cuál era un muñeco de Mickey Mouse al que transformé en
títere y lo "payasicé" colocándole una nariz roja y una batita. El
Doctor Mouse me salva las papas del fuego cuando es hora de hacer
intervenciones pecera y en especial en oncología pediátrica.
También
tengo un set de médica de juguete como martillito para ver los
reflejos, estetoscopio, una jeringa de la risa que está llena de
brillitos por dentro y otros elementos.
Aunque incluso
haciendo intervenciones pecera muchas veces no podemos evitar cruzarnos
con situaciones que complican un poco nuestro trabajo: Un niño que llora
y que, al vernos en vez de ponerse un poco más alegre o que al menos le
llamemos la atención, opta por llorar más fuerte; niños que se
encuentran en estado de coma desde hace varios meses y hasta incluso
años (en estos casos más intervenimos a los mismos padres que al niño,
aunque se puede ver y palpar el rechazo y frustración de esos padres
cuando nos ven llegar, nosotros siempre respetamos la decisión de que NO
quieren que intervengamos con ellos), o un niño que no puede moverse
para nada y se desespera por no poder moverse.
Las
intervenciones pecera muchas veces no son lo mío, y otros días prefiero
hacerlas que entrar a las habitaciones. Hoy fue una buena intervención
pecera, realmente pude conectarme con los niños pese a existir un vidrio
entre esos niñitos y yo.
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