Quizás es una de las pruebas más duras que todo payaso
de hospital tiene que pasar, pues son los niños del pabellón de
oncología pedíatrica los que más necesitan de nuestras visitas.
Una
vez leí que los niños no pueden enfrentar al cáncer solos, y es
cierto... Necesitan de TODO el apoyo disponible para poder superar esta
enfermedad tan horrible. Pero lamentablemente al estar tan
inmunodepresivos por la misma quimioterapia tenemos el contacto
limitado, no podemos entrar en sus habitaciones, sólo podemos hacer
pecera (un tipo de intervención dónde las intervenciones se las realiza a
través de un vidrio) y a veces ni podemos ingresar al pabellón dónde se
encuentran estos niños, puesto que las enfermeras son un poco "celosas"
de sus chicos y nos prohiben el ingreso, o nos dejan pasar pero sólo a
dos o tres.
Personalmente, yo ya tuve experiencia con los
niños con cáncer gracias a mi voluntariado en la Fundación H.O.Pe.
(Hemato Oncológico Pediátrica) participando activamente cerca de tres
años. Pero cuando me puse el atuendo de payaso, las cosas cambiaron
drásticamente, pues de pasar a ser una simple "voluntaria" me convertí
en un personaje que les transmitía alegría y esperanzas a los niños (o
al menos eso intento cada sábado que voy) pues luego de todo este tiempo
como payasa de hospital me percaté de la mirada de ilusión, curiosidad y
hasta alegría, que muchos niños tienen cuando nos ven llegar con todos
nuestros colores, cantos, bailes, voces graciosas y sobre todo las ganas
de jugar con ellos.
Ojalá algún día se descubra la cura
contra todos los tipos de cáncer que existen, en especial para darle a
los niños más esperanzas de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario